martes, 26 de junio de 2007

La primera hoja del reloj alcachofa

Bienvenid@s.

En los relojes-alcachofa o alcaucil, que de una y otra manera puede y debe decirse, sus innumerables hojas marcan la hora presente y además todas las horas. Basta con sacar una hoja para saber una hora. Cuando las hojas se acaban, al llegar al corazón, ya no se puede medir el tiempo. En ese instante, es menester comerse alegremente la infinita rosa violeta con aceite, vinagre y sal, y poner otro reloj.

Con este blog pretendo medir el tiempo de ésa manera arbitraria y feliz, pretendo jugar a crear momentos desmarcado del lastre de los relojes convencionales y poder compartirlos con todos los que estéis dispuestos a arrancar una hoja de la alcachofa de vez en cuando al entrar aquí. Espero encontrar en este pequeño espacio un lugar donde desalojar mis diarreas mentales (enorme concepto, Javi!), donde compartir gustos y perversiones, donde plagiar a todo aquél que se lo merezca (como he hecho en el primer parágrafo sin piedad) y donde cagarme bien a gusto en las bocas despistadas.

Para hacer justicia y para quién quiera saber de dónde viene la historia del reloj alcachofa... pinchad sobre el link Relojes

1 comentario:

Javi dijo...

Viva Cortázar, Pedro Quijada y las alcachofas con aceite y sal ( a ver si nos comemos alguna en Berlín).